Posiblemente sea la primera vez que andaba en bicicleta por la nieve, sin embargo el tacto era como ir por barro muy blando, me recordó a la primera subida del soplao, donde se empapizaban las ruedas y no dejaban avanzar.
Ha sido una nueva experiencia que servirá para tomar referencias a la hora de entrenar, quien sabe, posiblemente la mejor manera de desenvolverse en el barro sea pasarse por San Isidro de vez en cuando.
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